POR NUESTRO PRESUEPUESTO
En las últimas cadenas sabatinas el mandatario Rafael Correa se refirió a las Universidades Públicas; en muchos casos con aquella característica de generalizar, pero lo que es más grave desde nuestro punto de vista con conceptos errados que se asemejan a los neoliberales que siempre fueron vertidos sobre la universidad pública con el ánimo de que la misma pierda su peso frente a las universidades particulares.
Desde la Constitución de 1998, y con el apoyo irrestricto de los partidos políticos de la derecha se aprobaron una serie de “reformas” que favorecieron a la mercantilización de la educación superior. Se eliminó el libre ingreso y la gratuidad, se restringieron las rentas universitarias; se desvincular a la Universidad de las necesidades nacionales y de los planes de desarrollo inexistentes en el Ecuador.
Y es que es lógico que las universidades públicas atraviesen una grave crisis producida por el asfixia miento económico de los gobiernos “de la larga noche neoliberal”. El Ecuador invierte por cada estudiante la cifra de 980 dólares; mientras en otros países de América Latina y Europa la cifra per-cápita por cada estudiante bordea los 6.000 dólares. Los gobiernos anteriores no entregaron un solo centavo por concepto de investigación científica, es decir los modestos intentos científicos que se realizan en las Universidades obedecen a iniciativas económicas de profesores y estudiantes “atrevidos” que burlan la desgracia de nuestras Universidades.
Durante los últimos diez años al contrario de lo que se ha dicho, más bien han sido las universidades particulares quienes se beneficiaron de los recursos públicos. Nuestro país es el único en América Latina en financiar con aproximadamente 60 millones de dólares en el 2008, a 9 universidades “cofinanciadas” particulares. Como si fuera poco, de las rentas que provenían de las llamadas donaciones del Impuesto a la Renta (en la actualidad ya derogadas), el 62% favorecían a las Universidades Particulares como la San Francisco de Quito que en 2006 recibió 3 millones 600 mil dólares; mientras la Universidad Central percibió el mismo año y por el mismo concepto 800 mil dólares.
La des-institucionalización de los centros de educación superior basta mirarla bajo la lupa del número de Universidades Particulares que se crearon desde 2000 a 2008: 23 universidades particulares, mientras en el mismo espacio fueron solamente creadas 5 universidades públicas. Muchas de las universidades privadas que se crearon fueron con apoyo de los gobernantes de turno que obedeciendo al pago de favores aprobaron una serie de centros privados con visión y afán de lucro; universidades de “garaje” que prostituyeron los títulos universitarios al venderlos como mercancía en las grandes ofertas que se presentan a través de la televisión.
Las universidades públicas, -como alguna vez lo dijo el Rector de la Universidad Central del Ecuador- “aunque somos laicas, hacemos milagros”: los docentes ganan miserias que no sirven para sostener a sus familias; los empleados y trabajadores son amantes fervorosos del Alma Mater y quizás eso haga olvidar lo insuficiente de sus salarios; sus estudiantes entienden desde siempre que es el Estado, es decir los pueblos quienes con sus impuestos financian la educación. Según Sebastián Cevallos, presidente de la FEUE, “no somos como Harvard o Chicago, la Sorbona o la de Salamanca, instituciones en las que estudian los hijos de la burguesía; somos la universidad ecuatoriana con nuestras propias necesidades que son las mismas que las del Ecuador entero - la casona es el reflejo de las sociedades- esta es nuestra verdadera realidad”.
La FEUE hace un llamado a los sectores democráticos y progresistas de nuestra patria y de la universidad ecuatoriana para trabajar por una verdadera universidad democrática, científica y junto al pueblo. Profundizar los cambios en la Universidad Ecuatoriana que hoy debe ser gratuita por mandato constitucional y reivindicación estudiantil, es trabajar por la forja de la patria nueva, por radicalizar el proyecto de cambio que vive nuestro país, por la consecución de los derechos de la juventud ecuatoriana tantas veces conculcados.
Una victoria del movimiento universitario
El 30 de diciembre del año pasado, el Ministerio de Finazas incautó alrededor de 57 millones de dólares a las universidades públicas, bajo el criterio de que los centros de educación superior ingresen al Sistema Presupuestario de Remuneraciones del Sector Público conocido como E-SIPREM y al E.-SIGEF, el que servirá- según las autoridades de gobierno- para controlar y regular los gastos que realizan las universidades.
Inmediatamente los docentes, estudiantes y trabajadores universitarios se movilizaron contra el E-SIPREM, demostraron que este sistema viola la autonomía universitaria y declararon a la opinión pública su crítica en contra de las acciones que ha desarrollado el Gobierno de Correa en contra de las universidades.
La lucha realizada por la comunidad universitaria consiguió una trascendental victoria, obligó al Ministerio de Finanzas pagar inmediatamente a los servidores universitarios, entregar el dinero confiscado y hacer que los estamentos universitarios reformen y elaboren un E-SIPREM que se encuentre acorde a las necesidades que tienen las universidades del país.
En las últimas cadenas sabatinas el mandatario Rafael Correa se refirió a las Universidades Públicas; en muchos casos con aquella característica de generalizar, pero lo que es más grave desde nuestro punto de vista con conceptos errados que se asemejan a los neoliberales que siempre fueron vertidos sobre la universidad pública con el ánimo de que la misma pierda su peso frente a las universidades particulares.
Desde la Constitución de 1998, y con el apoyo irrestricto de los partidos políticos de la derecha se aprobaron una serie de “reformas” que favorecieron a la mercantilización de la educación superior. Se eliminó el libre ingreso y la gratuidad, se restringieron las rentas universitarias; se desvincular a la Universidad de las necesidades nacionales y de los planes de desarrollo inexistentes en el Ecuador.
Y es que es lógico que las universidades públicas atraviesen una grave crisis producida por el asfixia miento económico de los gobiernos “de la larga noche neoliberal”. El Ecuador invierte por cada estudiante la cifra de 980 dólares; mientras en otros países de América Latina y Europa la cifra per-cápita por cada estudiante bordea los 6.000 dólares. Los gobiernos anteriores no entregaron un solo centavo por concepto de investigación científica, es decir los modestos intentos científicos que se realizan en las Universidades obedecen a iniciativas económicas de profesores y estudiantes “atrevidos” que burlan la desgracia de nuestras Universidades.
Durante los últimos diez años al contrario de lo que se ha dicho, más bien han sido las universidades particulares quienes se beneficiaron de los recursos públicos. Nuestro país es el único en América Latina en financiar con aproximadamente 60 millones de dólares en el 2008, a 9 universidades “cofinanciadas” particulares. Como si fuera poco, de las rentas que provenían de las llamadas donaciones del Impuesto a la Renta (en la actualidad ya derogadas), el 62% favorecían a las Universidades Particulares como la San Francisco de Quito que en 2006 recibió 3 millones 600 mil dólares; mientras la Universidad Central percibió el mismo año y por el mismo concepto 800 mil dólares.
La des-institucionalización de los centros de educación superior basta mirarla bajo la lupa del número de Universidades Particulares que se crearon desde 2000 a 2008: 23 universidades particulares, mientras en el mismo espacio fueron solamente creadas 5 universidades públicas. Muchas de las universidades privadas que se crearon fueron con apoyo de los gobernantes de turno que obedeciendo al pago de favores aprobaron una serie de centros privados con visión y afán de lucro; universidades de “garaje” que prostituyeron los títulos universitarios al venderlos como mercancía en las grandes ofertas que se presentan a través de la televisión.
Las universidades públicas, -como alguna vez lo dijo el Rector de la Universidad Central del Ecuador- “aunque somos laicas, hacemos milagros”: los docentes ganan miserias que no sirven para sostener a sus familias; los empleados y trabajadores son amantes fervorosos del Alma Mater y quizás eso haga olvidar lo insuficiente de sus salarios; sus estudiantes entienden desde siempre que es el Estado, es decir los pueblos quienes con sus impuestos financian la educación. Según Sebastián Cevallos, presidente de la FEUE, “no somos como Harvard o Chicago, la Sorbona o la de Salamanca, instituciones en las que estudian los hijos de la burguesía; somos la universidad ecuatoriana con nuestras propias necesidades que son las mismas que las del Ecuador entero - la casona es el reflejo de las sociedades- esta es nuestra verdadera realidad”.
La FEUE hace un llamado a los sectores democráticos y progresistas de nuestra patria y de la universidad ecuatoriana para trabajar por una verdadera universidad democrática, científica y junto al pueblo. Profundizar los cambios en la Universidad Ecuatoriana que hoy debe ser gratuita por mandato constitucional y reivindicación estudiantil, es trabajar por la forja de la patria nueva, por radicalizar el proyecto de cambio que vive nuestro país, por la consecución de los derechos de la juventud ecuatoriana tantas veces conculcados.
Una victoria del movimiento universitario
El 30 de diciembre del año pasado, el Ministerio de Finazas incautó alrededor de 57 millones de dólares a las universidades públicas, bajo el criterio de que los centros de educación superior ingresen al Sistema Presupuestario de Remuneraciones del Sector Público conocido como E-SIPREM y al E.-SIGEF, el que servirá- según las autoridades de gobierno- para controlar y regular los gastos que realizan las universidades.
Inmediatamente los docentes, estudiantes y trabajadores universitarios se movilizaron contra el E-SIPREM, demostraron que este sistema viola la autonomía universitaria y declararon a la opinión pública su crítica en contra de las acciones que ha desarrollado el Gobierno de Correa en contra de las universidades.
La lucha realizada por la comunidad universitaria consiguió una trascendental victoria, obligó al Ministerio de Finanzas pagar inmediatamente a los servidores universitarios, entregar el dinero confiscado y hacer que los estamentos universitarios reformen y elaboren un E-SIPREM que se encuentre acorde a las necesidades que tienen las universidades del país.
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