Tomado de la pagina de la lista 1, como parte de sus propuestas
“La Universidad que vive y construye el cambio”
Vivimos una época de transformaciones y de cambios. Los pueblos del mundo suman esfuerzos para construir un mundo distinto, donde la solidaridad, la libertad y la participación sean valores que rijan la convivencia entre los seres humanos.
La Universidad como expresión del pensamiento universal, de la conciencia crítica y ética del país, requiere afirmar su compromiso con el humanismo, sumar su pensamiento y acción a la construcción de un proyecto emancipador, que vincule dialécticamente la teoría y la práctica, la academia, la investigación y la extensión, que amalgame la razón universitaria con la solución de los problemas del país, que genere una cultura de la planificación.
Para esto se requiere un proceso de desarrollo académico permanente, que capacite e incentive a los servidores universitarios, que fortalezca la participación estudiantil, que el ser humano sea el centro de la gestión académica, administrativa, económica, en suma: estimular permanentemente a los hombres y mujeres que día a día construyen nuestra Alma Mater.
Desde Eugenio Espejo hasta la actualidad nuestra Universidad ha sido protagonista de cambios en el país. Las ideas libertarias y de emancipación, han sido gestadas en su interior. Estudiantes, docentes y trabajadores nos hemos constituido en actores de las conquistas democráticas, que se plasman en la Nueva Constitución: soberanía, autodeterminación, independencia, resistencia a la tiranía, igualdad de derechos entre hombres y mujeres, libertad de expresión, de pensamiento, de organización, gratuidad de la educación y la salud, autonomía universitaria, cogobierno, libertad de cátedra, entre otras.
La Universidad Central ha sido un referente en la lucha por la defensa de los intereses del país y los pueblos del Ecuador, de los derechos humanos y la educación pública, de la democracia en contra de las dictaduras, de la equidad enfrentando al neoliberalismo y sus paradigmas de elitización y privatización. Hoy esta Institución centenaria tiene nuevamente un desafío histórico: formar los talentos humanos que la sociedad necesita, promover, producir y divulgar el conocimiento científico, técnico y artístico; trabajar en la preservación de las culturas nacionales, participar de la revolución científica y tecnológica, y de los profundos cambios sociopolíticos que se producen en el país y el mundo.
Esta es una propuesta amplia y democrática para una Universidad que está en marcha, que expresa la diversidad del pensamiento a través del debate y análisis de las diferentes corrientes progresistas. Por lo expuesto nos oponemos a cualquier forma de dogmatismo y sectarismo. Somos orgullosos de nuestra Casa de Estudios que vive un régimen de diálogo, tolerancia, convivencia universitaria… Lo hacemos, en definitiva, con la experiencia de conocer la institución y sus valores inmanentes.
La Universidad como expresión del pensamiento universal, de la conciencia crítica y ética del país, requiere afirmar su compromiso con el humanismo, sumar su pensamiento y acción a la construcción de un proyecto emancipador, que vincule dialécticamente la teoría y la práctica, la academia, la investigación y la extensión, que amalgame la razón universitaria con la solución de los problemas del país, que genere una cultura de la planificación.
Para esto se requiere un proceso de desarrollo académico permanente, que capacite e incentive a los servidores universitarios, que fortalezca la participación estudiantil, que el ser humano sea el centro de la gestión académica, administrativa, económica, en suma: estimular permanentemente a los hombres y mujeres que día a día construyen nuestra Alma Mater.
Desde Eugenio Espejo hasta la actualidad nuestra Universidad ha sido protagonista de cambios en el país. Las ideas libertarias y de emancipación, han sido gestadas en su interior. Estudiantes, docentes y trabajadores nos hemos constituido en actores de las conquistas democráticas, que se plasman en la Nueva Constitución: soberanía, autodeterminación, independencia, resistencia a la tiranía, igualdad de derechos entre hombres y mujeres, libertad de expresión, de pensamiento, de organización, gratuidad de la educación y la salud, autonomía universitaria, cogobierno, libertad de cátedra, entre otras.
La Universidad Central ha sido un referente en la lucha por la defensa de los intereses del país y los pueblos del Ecuador, de los derechos humanos y la educación pública, de la democracia en contra de las dictaduras, de la equidad enfrentando al neoliberalismo y sus paradigmas de elitización y privatización. Hoy esta Institución centenaria tiene nuevamente un desafío histórico: formar los talentos humanos que la sociedad necesita, promover, producir y divulgar el conocimiento científico, técnico y artístico; trabajar en la preservación de las culturas nacionales, participar de la revolución científica y tecnológica, y de los profundos cambios sociopolíticos que se producen en el país y el mundo.
Esta es una propuesta amplia y democrática para una Universidad que está en marcha, que expresa la diversidad del pensamiento a través del debate y análisis de las diferentes corrientes progresistas. Por lo expuesto nos oponemos a cualquier forma de dogmatismo y sectarismo. Somos orgullosos de nuestra Casa de Estudios que vive un régimen de diálogo, tolerancia, convivencia universitaria… Lo hacemos, en definitiva, con la experiencia de conocer la institución y sus valores inmanentes.
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